Donde los chicos ven un juego, nosotros vemos una gran oportunidad para que aprendan a trabajar en equipo desarrollando la autoestima, el liderazgo, la tolerancia, el respeto, la cooperación, la habilidad metal y la capacidad negociadora.
En cada sesión se les plantea un reto que deben ser capaces de resolver. Montando y adaptando sus robots para poder alcanzar el reto; después tienen la labor de programar el robot para que cumpla las indicaciones adecuadas para completar con éxito ese reto. Así desarrollan la capacidad creativa y las habilidades manuales y de construcción en su montaje. Posteriormente pretendemos que el alumno pueda proponer distintas soluciones a un mismo problema y analizar y decidir cuál es la solución más efectiva.
A los robots se les puede programar para que avancen, giren o se detengan de forma secuencial únicamente pero también podemos ordenarles que tomen decisiones como: detente a esta distancia, detecta el color rojo, sigue la línea, busca la salida, emite un ruido,… de forma lógica. En este último caso los chicos deben buscar todas las posibilidades que nos podamos encontrar.
Lo más gratificante de esta actividad es ver que los chicos son capaces de llevar a cabo todas estas tareas y además con una sonrisa en su cara porque para ellos simplemente todo el proceso ha sido un juego.
El grupo de alumnos que realiza la actividad es diverso en cuanto a la edad y esto no es impedimento para todos consigan alcanzar los retos que se plantean.
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